LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

Gracias Madre!!!


Oh! Madre,
vieja y anciana
que brillas y lates
cada día en tu oculta
e inalcanzable nave,
combinando
los más inquietantes
deseos celestiales,
para que nunca,
nada ni nadie
adivine
cuál es el verdadero motivo
que oculta tu destino,
tras la batalla
de nuestros estelares finales.
Oh! Madre,
perduras en el espacio,
pues eres ello,
perduras en el tiempo,
porque también lo eres,
perduras en nuestras vidas,
porque eres quien las sostiene,
perduras y perduras
para no virar jamás la mirada,
y dar la espalda
a ese tu impredecible Mar.
Viajé…
lejos de tu aire.
Me alejé…
lejos de tus sentidos.
Viajé de nuevo…
me embriagué y me ocupé
de llenar mis males,
con la falsedad del tormento.
Y vi entonces,
como me mareaba el viento,
tras el oculto velo,
que me desprendiste
justo en su momento.
Gracias Madre,
gracias por todo
por darme la vida,
y también por quitármelo todo.
Sólo pude comprender tu arte,
cuando sin controlar nada ni nadie,
me guiaste a tus mares,
fregué las aguas con el desaliento
y me devané los sesos
para acabar entregándoselos…
a los carneros.
Allí…
desolada y sola…
tras la brisa de un enigmática ola…
me izaste de nuevo
con el fin de atracar
definitivamente puerto,
y fue cuando entonces,
mi mal,
y tu nave,
se recuperaron de este increíble viaje.
Vuelvo ahora a ti…
a sentirte y verte reír.
He vestido mis mejores galas,
para con ellas penetrar en tu morada,
ese lugar que pones,
a disposición de todos tus hijos e hijas,
y que sabes que un día,
todos sus rincones
serán ocupados,
incluso por aquellos
que nunca jamás te amaron.
Oh! Madre. Gracias por todo.
Y gracias también a Padre,
por haber creído en nosotros.