LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

QUÉ GRAN DÍA !!!


Hoy, en este día,
en el que hemos conseguido
todo al hombre perdonar,
nos acarician
lo dulces pétalos,
testigos de nuestro caminar.
Surgimos renacidas,
sin más abalorios ni sortijas,
solas y sencillas,
sobre esa sigilosa ola,
en la que un día creímos
tristemente zozobrar…
En el espejo de nuestro abuelo,
por antiguos parajes,
nos vimos caminar,
desdichadas y enfermizas,
sin saber en qué puerto anclar.
Sentimos,
como la nostalgia se nos caducaba,
pues no consentimos ya más ultraje,
ni la carga de más ajeno equipaje,
nada que no fuera nuestro,
pensábamos más colgar,
sobre nuestro dorso añejo,
desesperado por saberse aliviar.
Una luz cayó del cielo,
de una estrella… decían,
que Dios creó a nuestra hermana,
de tanto Amor que le tenía.
Y al mirarnos de nuevo al espejo,
a Ella la vimos reflejada,
un halo de dicha emergió
rociándonos a todas
con todo su Amor.
No se preocupó más el horizonte,
por nuestra prístina y sincera mirada,
en la que los pétalos y las mariposas,
se mezclaban con nuestras hadas.
Cumplimos una promesa,
bajo la brisa del cielo,
éramos amadas,
con la sonrisa puesta
y un mar de silencio
a nuestra espalda.
Nunca más ellos,
detestaron más nuestras palabras,
ni nuestros gestos,
ni tan siquiera nuestra magia.
Vimos parir al día,
sus noches más frías,
sentimos palpitar a la luna,
por el horror de aquellos días.
Y sin afligirnos,
ni más ni menos,
conseguimos,
vibrar con osadía,
el resto de nuestros días,
al sabernos libres
de ancestrales ataduras.
Ungidas de recuerdos,
de amor y sólidos cetros,
surgimos de las mareas,
y amerizamos
en nuestros verdaderos puertos.
Hubieron algunas aves,
que nos trajeron recuerdos,
eran de esos días,
en los que la brisa,
de tanto amor que nos tenía,
lares de pétalos, nos tejía.
Y mecidas y enternecidas,
colmadas de valentía,
escribimos un día más,
toda nuestra poesía,
hasta que la mayor estrella fugaz,
nos devolviera embravecida,
el trono de nuestro dulce hogar.
Ese que nunca nadie,
nos puede usurpar jamás.
Oh!!! Qué no es ese…
sino un gran día.
Gracias a la Madre Divina