LA PLUMA VIBRA IMPULSADA POR LA MANO FIRME QUE ESCRIBE AQUELLO QUE EN SU INTERIOR VIVE

SALIENDO DEL ÁRBOL


Ahí, en los altares del recuerdo,
en el goce de una rama inanimada,
entono la canción de mi recuerdo,
al salir del árbol que me sujetaba.
Siento, cada paso de la historia,
como me aprieta
y también alienta
mi ahora nutrido corazón.
Es, en ese aliento de mi familia,
en el que siento
como todo lo antiguo se apaga
y algo nuevo se acicala
porque aquella… ya no soy yo.
En mis sueños más profundos,
heridas de otros mundos,
cicatrizaron con el consuelo,
de no morir en el empeño,
sino de derrotar lo ajeno,
aquello que no tiene
ni razón ni fundamento.
Milagros de la ciencia,
pequeños y urdidos,
por exuberantes magos,
astutos y encomendados,
con la garantía del ramaje,
de los genes enraizados,
con miradas…
de reyes destronados.
Funestos de corazas,
de esas que se entretejen,
en todas y cada una de las ramas,
de cualquier árbol añejo
caducado ya… por el tiempo.
Gracias familia,
muchas gracias,
por todos esos menesteres
que plagados de anhelos y otros placeres,
me ayudaron en su día a sobrevivir.
No tengo ya más tiempo,
para seguir deshaciendo la mortaja,
para desterrar toda la paja,
en un intentar sobrevivir,
alimentándome de aquello
que ya no me hace reír.
Ahora sólo vivo
para mi propia consecuencia,
para mi rama animada,
animada de presagios
de puertas abiertas a nuevos espacios,
muy lejos de los ancestros,
de esos insalvables reyes de paja,
que en su mutismo me permiten,
lucir con coraje desenfadado
todas y cada una de mis alhajas.
Gracias

Joanna Escuder
15-11-2010